VICENÇ BATALLA. ¿Qué tienen en común Miguel Poveda y Caetano Veloso, dos de los artistas presentes este verano en Les Nuits de Fourvière de Lyon (1 de junio-28 de julio), llevándose treinta años? El primero nació cuando se apagaba la dictadura franquista, el segundo sufrió en carne propia la dictadura militar brasileña. Pero, al cabo de los años, los dos participaron musicalmente en dos películas diferentes de Pedro Almodóvar y Poveda incluso colaboró en un disco de homenaje por los setenta años de Veloso. Uno llega a los teatros galorromanos de Fourvière con un álbum dedicado a Lorca. El otro se hace acompañar en escena de sus tres hijos cincuenta años después del Manifiesto tropicalista.
Cucurrucucú Paloma y A ciegas, dos canciones que unen al bahiano Caetano Veloso y al catalán Miguel Poveda. Las escogió para sus filmes el manchego Pedro Almodóvar. En ambos casos, se trata de temas populares que se han adaptado para hacerlos contemporáneos a las imágenes del director. Primero fue para Hable con ella, en 2002, seguramente la mejor película de madurez de Almodóvar. Veloso, rodeado de otro guitarrista, un contrabajista y un violoncelista, hace llorar al personaje del actor Darío Grandinetti en una reunión familiar en una finca en las afueras de Madrid con esta melancólica tonada mexicana.
Siete años más tarde, para Los abrazos rotos, Poveda reinterpreta la copla A ciegas que popularizó Concha Piquer en la España de posguerra con arreglos de Alberto Iglesias. No aparece en pantalla, pero su letra recuerda la ceguera en todas sus acepciones del actor protagonista encarnado por Lluís Homar. Dos alter egos de Almodóvar, en su percepción del amor y la soledad.
Dos emociones que transmiten de forma inspirada Veloso y Poveda. Y que los ha proyectado como músicos de referencia en sus respectivos circuitos. No es por casualidad que el segundo participara en el álbum de homenaje por los setenta años del segundo (A tribute to Caetano Veloso, Universal-2012), con el tema Força estranha convertido al castellano por Pedro Guerra. El primero ahora cuenta con 75 años y ha empezado una gira con sus tres hijos Moreno, Zeco y Tom al tiempo que sale el disco y DVD familiar Ofértorio (Universal).
Un homenaje de flamenco progresivo a Lorca
Por su parte, Poveda a los 45 años y casi treinta sobre el escenario se ha aventurado a musicar poemas de Federico García Lorca con el título de EnLorquecido (Carta Blanca) y que publica por primera vez bajo su propio sello. Le han acompañado para dar forma a un total de doce temas su inseparable pianista barcelonés Joan Albert Amargós y un nuevo invitado como es el guitarrista gaditano Jesús Guerrero. El primer tema conocido fue No me encontraron, un fragmento de Poeta en Nueva York y donde Poveda juega con la incapacidad de hallar los restos del artista granadino fusilado por los franquistas en 1936. En el videoclip de la canción, el actor Ángel Ruiz interpreta a un Lorca que se pasea en blanco y negro por algunos de los rincones que frecuentó en vida.
“Medio mundo quiere saber dónde se hallan los restos del genial poeta, pero si algo he aprendido en este tiempo dedicado a Federico en cuerpo y alma, de forma profunda y casi obsesiva, es que a Federico lo encuentras dentro de ti si sabes buscarlo con amor, con interés por su poesía, sus amigos, el teatro, la Residencia de Estudiantes, la Huerta de San Vicente, Valderrubio, Fuente Vaqueros o en cualquiera de sus fotografías o dibujos por citar algunos lugares o elementos”, explica Poveda como guía de presentación del álbum.
Este recorrido, el cantante de Badalona ha querido que fuera bajo la influencia del rock progresivo por su interés en seguir experimentando con distintos tipos de sonido. Es así porque esto le recuerda a los años setenta cuando era pequeño y su padre escuchaba Alan Parsons, Pink Floyd y Supertramp. Si bien este disco se aleja un poco del flamenco, el autor tenía la intención de hacer un segundo más tradicional este mismo año recordando lo que escuchaba su madre y quien le despertó el interés por el género.
Su paso al directo constará de dos horas y será una mezcla de ambas cosas. Se estrena el 8 de junio en los Jardines de Pedralbes en Barcelona, para recalar el 22 en el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla y llegar el 23 a Lyon antes de continuar hasta finales de año por varias localidades de la Península.
50 años del ‘Manifesto tropicalista’
La falta de prejuicios manteniendo las raíces es la marca de alguien como Caetano Veloso que, de hecho, creó un camino propio teorizando el tropicalismo ahora hace exactamente medio siglo. El álbum-manifiesto Tropicalia ou Panis et Circensis se publicó en Brasil en mayo de 1968 y en él se hallaban Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa, Os Mutantes, Jorge Ben Jor, Tom Zé, Nara Leao, Rogério Duprat y los poetas Torquato Neto y José Capinan. El término Tropicália ya lo había utilizado el año anterior Veloso en su primer disco en solitario homónimo, a partir de una instalación conceptual del artista Hélio Oiticica. Su objetivo era congregar la tradición de la bossa nova y otros ritmos brasileños, pero abriéndolo al pop internacional y con una actitud de militancia estética.
En plena dictadura, esta postura no agradó a los generales y el tropicalismo como grupo fue bastante breve porque al cabo de poco Veloso y Gil fueron encarcelados y acabaron exiliándose a Londres hasta 1972. La dictadura todavía se alargó hasta mediados de los ochenta, pero los efectos del movimiento musical afortunadamente perduraron y tienen en Caetano a su máximo exponente con una trayectoria que no se resigna a acomodarse.
Su último proyecto Ofértorio es la reunión de su hijo Moreno, 45 años, Zeca, 35, y Tom, 25. Como no podía ser de otra manera, los tres hacen música. Moreno desde finales de los noventa, con sus participaciones en los recopilatorios Red Hot + Rio y tomando parte en la BandaCê que mantiene a Caetano en una dimensión de riesgo. Zeca desde hace una decena de años, con una aproximación sonora entre el folk y la electrónica. Y Tom, componiendo para grupos jóvenes de Rio de Janeiro.
Sobre la escena, los tres se reparten guitarra, bajo, percusión y voces. Y Zeca toca los teclados en el primer sencillo del álbum Todo homem donde canta un falsete como si fuera Bon Iver. Tom incluso baila una samba millenial. El tema quiere decir que “todo hombre necesita tener una madre”, porque los hijos de Caetano lo son de más de una. El resultado es un mosaico del Brasil actual, en unos tiempos que vuelven a ser convulsos para el país. La gira europea cuenta con un primer paso por Roma el 10 de junio para aterrizar el 5 de julio en Lyon (con el fadista portugués António Zambujo) y proseguir después por París, Londres, Valencia, Madrid, Donostia y finalizar el 28 de julio en el Festival Porta Ferrada de Sant Feliu de Guíxols.
De María Pagés a LCD Soundsystem
La presencia de Poveda se enmarca dentro de un ciclo en Les Nuits de Fourvière bautizado como Archipiélago flamenco, y en la que la protagonista es la bailarina sevillana María Pagés con su nuevo espectáculo Una oda al tiempo y la reposición de Dunas con el coreógrafo belga Sidi Larbi Cherkaoui. Y en el que también se incluye al bailaor Eduardo Guerrero y una obra de danza, música y cante de los franceses Aurélien Bory y Stéphanie Fuster.
A nivel de danza, destaca a su vez el bailarín cubano Carlos Acosta, estrella en el Royal Ballet de Londres. Su programa cuenta con cinco coreografías servidas desde Cuba, Estados Unidos o por el mismo Cherkaoui. Y se hace difícil resumir el resto de propuestas de estos dos meses de Les Nuits de Fourvière. El circo contemporáneo tiene una importante presencia y los conciertos van desde LCD Soundsystem, Massive Attack o Seu Jorge hasta los locales Étienne Daho, Benjamin Biolay, Dominique A, Jane Birkin, Charlotte Gainsbourg, IAM o Marquis de Sade pasando por noches caribeñas, orientales o etíopes. Podríamos acabar con el tema de Veloso que abría el álbum fundador del tropicalismo Alegria, alegria.
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