Las guerras que se enquistan y los refugiados que no se detienen

OMAR SANADIKI/UNOCHA | Un niño es transportado dentro de una maleta durante la evacuación de Beit Sawa, en la Guta, al este de Damasco, en marzo de 2018, después de la derrota de los rebeldes contra el régimen de Bashar al-Ásad
OMAR SANADIKI/UNOCHA | Un niño es transportado dentro de una maleta durante la evacuación de Beit Sawa, en la Guta, al este de Damasco, en marzo de 2018, después de la derrota de los rebeldes contra el régimen de Bashar al-Ásad

VICENÇ BATALLA. La pandemia sigue entre nosotros y las guerras y sus terribles consecuencias no se detienen. Lo que provoca una doble pena para aquellos refugiados, expuestos en estos momentos tanto al exilio interior o exterior de su país como a un mayor riesgo de contraer la Covid u otras enfermedades mortíferas. Un espejo entre Oriente y Occidente, el Sur y el Norte. Esta es otra vez la misión del festival de fotoperiodismo Visa pour l’Image 2021 de Perpiñán (28 de agosto-26 de septiembre), que a través de sus exposiciones exclusivas vuelve a esquivar el coronavirus y congrega a reporteros e imágenes que se revuelven como un bumerán sobre el (mal) estado del planeta.

Con una atención especial a los diez años de guerra en Siria, que ha provocado el mayor éxodo desde la Segunda Guerra Mundial, a lo cual se añade los conflictos interminables en Gaza, el Alto Karabaj, Yemen, Etiopía, Birmania y, ahora, otra vez, Afganistán. Y con el agravante de la crisis climática para todo tipo de poblaciones. Mientras tanto, Europa se lo mira desde los campos de refugiados, ve como sus instituciones se deterioran y el teletrabajo solo es un lujo para unos cuantos. Y en Estados Unidos la doble moral genera situaciones desde lo más conmovedor a lo más execrable. Para comprender mejor causas y consecuencias de estos conflictos, repasamos con las imágenes representativas las 25 exposiciones que se podrán ver durante un mes en la cita de la ciudad norte-catalana.

SAMEER AL-DOUMY/AFP | Un combatiente rebelde del Ejército del Islam en la población de Tal al-Siwan, en el distrito de Duma, cerca de Damasco, en septiembre de 2016
SAMEER AL-DOUMY/AFP | Un combatiente rebelde del Ejército del Islam en la población de Tal al-Siwan, en el distrito de Duma, cerca de Damasco, en septiembre de 2016

Salvada la edición del año pasado, en el paréntesis entre el primer y segundo confinamiento en Francia aunque con una actividad más restringida, en esta trigésimo tercera edición las proyecciones públicas vuelven al Campo Santo la primera semana de carácter profesional en un intento de llevar a cabo el festival de fotoperiodismo de la manera más normal posible. Su fundador y director general, Jean-François Leroy, resume el espíritu del acontecimiento y sus 25 exposiciones en la introducción de la programación: “en esta época prisionera de nuevos oscurantismos, en que la indignación está a flor de piel y en que somos a la vez actores y víctimas de una desinformación ansiógena, estos reportajes nos permiten reflexionar y comprender mejor el mundo en el cual vivimos”. Es una forma de agradecimiento a los medios y las agencias que continúan apostando para que los fotógrafos puedan estar sobre el terreno para dar testimonio de los conflictos lejos del tumulto de las redes. Porque, aparte de las exposiciones fijas, hasta un centenar de reportajes se podrán ver en gran pantalla durante estas seis veladas entre el 30 de agosto y el 4 de septiembre.

ANAS ALKHARBOUTLI/DPA/UNOCHA | Unos niños sirios siguen un espectáculo de títeres en medio de las ruinas de la ciudad de Saraqib, en el noroeste del país, en la provincia de Idleb, en marzo de 2019
ANAS ALKHARBOUTLI/DPA/UNOCHA | Unos niños sirios siguen un espectáculo de títeres en medio de las ruinas de la ciudad de Saraqib, en el noroeste del país, en la provincia de Idleb, en marzo de 2019

También regresan las charlas en el Palacio de Congresos y, por primera vez, hay proyecciones de documentales por la tarde durante esta primera semana profesional en asociación con la cadena de televisión Arte. Y, en este sentido, la guerra de Siria protagoniza una parte importante de los encuentros y exposiciones. Coincidiendo, desgraciadamente, con una década de este conflicto que dio por acabadas las primaveras árabes, dos monográficos recuerdan su enquistamiento: Siria, una década de guerra, de la Agencia France Presse (AFP); y Diez años de guerra vistos por 16 fotógrafos, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Y, precisamente, es gracias fundamentalmente a los fotógrafos locales que se pudo seguir dando testimonio a la población mundial de lo que estaba pasando, dada la imposibilidad la mayor parte del tiempo de que accedieran fotógrafos occidentales a causa de los combates cruzados y del bloqueo del régimen de Bashar al-Ásad.

En el caso de la AFP, se reúnen clichés de hasta 32 fotógrafos, desde los propios integrantes de la agencia hasta independientes de una docena de países y muchos de ellos locales que se iniciaban en el periodismo. En cuanto al proyecto de la OCHA, los dieciséis fotógrafos son todos directamente sirios que recuerdan al cerca de medio millar de muertos y los trece millones de desplazados en el interior del país y en países vecinos, rodeados por las fuerzas de Ásad y de todo tipos de milicias rebeldes e islamistas. En el encuentro que organiza la AFP, además de los responsables de la sección de internacional de la agencia también está anunciado Sameer al-Doumy, ganador del World Press Photo 2016 por su cobertura de la guerra en Guta, al este de Damasco, cuando solo tenía dieciocho años. Actualmente, trabaja en la delegación de la AFP en la ciudad normanda de Caen, donde continúa haciendo reportajes de refugiados en Calais.

ÉRIC BOUVET | Imagen de un Kabul en escombros durante la intervención de Estados Unidos en octubre de 2001
ÉRIC BOUVET | Imagen de un Kabul en escombros durante la intervención de Estados Unidos en octubre de 2001

A pesar de que la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán ha cogido muy justo en la programación a los organizadores del Visa, estos también han previsto las proyecciones dentro de los encuentros de Arte de los documentales Parirás en el caos y Vivir en el país talibán, de las francesas Margaux Benn y Solène Chalvon-Fioriti. Por otro lado, en la exposición 1981-2001. 40 años de fotografía, del también francés Éric Bouvet (entrevista desde Perpiñán), se ha seleccionado de este una foto de un Kabul en escombros el año 2001. Y en la nota explicativa, el mismo Bouvet escribe: “descubro el integrismo islámico (en 1987) en el fondo de un valle cerca de la carretera de Khost, en Afganistán. Un cierto Bin Laden, todavía desconocido en aquel momento, dirige un grupo que no ama a los extranjeros, y me deja sin refugio ni alimentos después de una travesía agotadora por las montañas nevadas a pie en pleno invierno. Con el peligro añadido de que me encuentro perdido en medio de las líneas soviéticas. No tengo ninguna imagen para mostrar, estas se quedan en mi memoria”.

Conflictos escondidos en Tigray y Yemen

NARIMAN EL-MOFTY/AP | Refugiados huyendo de la región de Tigray, Etiopía, hacia el campo de Hamdayet, en Sudán, en diciembre de 2020
NARIMAN EL-MOFTY/AP | Refugiados huyendo de la región de Tigray, Etiopía, hacia el campo de Hamdayet, en Sudán, en diciembre de 2020

El otro conflicto bélico de dimensiones trágicas en estos momentos es el enfrentamiento entre la región del norte de Tigray y el gobierno central etíope. Pese a que el primer ministro, Abiy Ahmed, recibió el premio Nobel de la Paz en 2019 por su reconciliación con Eritrea, a principios de noviembre pasado se alió precisamente con los eritreos para reprimir de forma sangrienta el levantamiento independentista del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF). Desde entonces, según la ONU el régimen de Ahmed ha bombardeado las zonas pobladas, se han quemado los campos agrícolas provocando la hambruna en el territorio, se ha utilizado las violaciones como arma de guerra y ya se contabilizan 62.000 refugiados en el Sudán vecino, al oeste. Sobre el tema, hay tres exposiciones: Huir de la guerra en Tigray, de la egipcia Nariman El-Mofty; Etiopía, exilios y derivas, del francés Olivier Jobard; y Tigray: Etiopía se hunde en el caos, del argentino Eduardo Soteras (entrevista desde Perpiñán).

En la primera, para la Associated Press (AP) estadounidense, El-Mofty enseña estos refugiados en los campos de Hamdayet y Um Rakuba. En la segunda, para la agencia MYOP, Le Figaro Magazine y La Croix Hebdo, Jobard muestra un trabajo más extenso en el tiempo porque ya trabajaba en el país sobre los emigrantes que iban hacia Arabia Saudí pasando por un Yemen también en guerra. El 2020, fue Premio Camille Lepage por estos reportajes.

GILES CLARKE/UNOCHA | Niños en su antigua escuela destruida dos años antes por un bombardeo aéreo de Arabia Saudí, en la población yemenita de Aal Okab, cerca de Saada, en abril de 2017
GILES CLARKE/UNOCHA | Niños en su antigua escuela destruida dos años antes por un bombardeo aéreo de Arabia Saudí, en la población yemenita de Aal Okab, cerca de Saada, en abril de 2017

Y Soteras, que durante años tuvo su residencia en Barcelona y ahora vive en Etiopía mismo, da a conocer las consecuencias en el propio Tigray, en Mai Kadra, Bisober y Dengelat. El fotoperiodista de la AFP fue el primero en llegar junto con otros compañeros de la agencia rompiendo así la opacidad que había instaurado el poder negando sus exacciones. “Estas imágenes son la única prueba fotográfica de las secuelas que afectan a la población y el paisaje de la región después de las primeras semanas del conflicto”, afirma la directora de Human Rights Watch para el Cuerno de África, Laetitia Bader.

Si hablamos de Yemen, donde la intervención con efectos devastadores de la coalición liderada por Arabia Saudí dura desde 2015, la exposición que hace referencia es Yemen, conflicto y caos, del estadounidense Giles Clarke, para la ONU. La Agencia para los Refugiados sitúa en cerca de cuatro millones las personas que viven actualmente en campos de desplazados internos y considera que la mayoría de víctimas mortales lo han sido indirectamente, a causa del hambre, porque además Riad mantiene un bloqueo de aprovisionamiento en los puertos del mar Rojo en su guerra contra los hutíes que controlan el norte del país. Clarke añade que “en 2020, estallaron nuevos combates en la región desértica de Marib (al este de Saná) porque los hutíes intentaban llegar a los campos petrolíferos del país”.

La doble pena de la Covid

GUILLAUME BINET/MYOP/COMISIÓN EUROPEA | Imagen de la frontera haitiana con la República Dominicana en Ouanaminthe (Juana Méndez), en noviembre de 2020
GUILLAUME BINET/MYOP/COMISIÓN EUROPEA | Imagen de la frontera haitiana con la República Dominicana en Ouanaminthe (Juana Méndez), en noviembre de 2020

A falta de una política común y más decidida en favor de los refugiados, la Comisión Europea encargó a la agencia francesa MYOP y a cinco de sus fotógrafos que documentaran en cinco regiones del mundo afectadas por conflictos la incidencia de la pandemia entre noviembre de 2020 y febrero de 2021. Un proyecto bautizado como Doble pena: los refugiados durante la crisis sanitaria. Los fotógrafos son Guillaume Binet, que ha seguido el éxodo haitiano que ha perdido su trabajo en la República Dominicana; Agnès Dherbeys, que ha hecho lo mismo con los venezolanos emigrados a Ecuador; Olivier Laban-Mattel, que ha ido al campo de Kutupalong de Bangladés, donde se amontonan 860.000 rohinyás que han huido de Birmania; Stéphane Lagoutte, que ha estado en el campo de congoleños de Kyaka II, en Uganda, donde la población se ha cuadruplicado en cuatro años hasta llegar a las 125.000 personas; y Pascal Maitre, que ha recorrido el valle de la Becá y el viejo Beirut, donde en estos momentos viven refugiados sirios en una extrema pobreza.

Quizás una de las ilustraciones más dramáticas de esta doble pena fue el incendio el 9 de septiembre de 2020 en el centro de acogida e identificación de Moria, en la isla griega de Lesbos. Allí, se apelotonaban 12.000 personas cuando en 2015 en plena crisis de refugiados en el este de Europa se había ampliado para un máximo de 3.000. El fuego se produjo por la saturación del campo y la tensión que se vivía por el cierre cuando se empezaban a detectar los primeros casos de Covid. En Los últimos días en el campo de Moria, el fotógrafo local Angelos Tzortzinis, también para la AFP, capta tanto el momento del incendio como el desamparo posterior de estos miles de refugiados vagando por la isla.

ANGELOS TZORTZINIS/AFP | Los refugiados del campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, huyendo de las llamas el 9 de septiembre de 2020
ANGELOS TZORTZINIS/AFP | Los refugiados del campo de Moria, en la isla griega de Lesbos, huyendo de las llamas el 9 de septiembre de 2020
DANISH SIDDIQUI/REUTERS | Hogueras funerarias de víctimas del coronavirus en el crematorio cerca del hospital Guru Teg Bahadur de Nueva Delhi, en abril pasado
DANISH SIDDIQUI/REUTERS | Hogueras funerarias de víctimas del coronavirus en el crematorio cerca del hospital Guru Teg Bahadur de Nueva Delhi, en abril pasado

Y uno de los países donde la pandemia ha hecho más estragos es la India, con un sistema sanitario terriblemente deficiente. Quien deja constancia de ello en Vida y muerte en Nueva Delhi ante la segunda ola es el autóctono Danish Siddiqui, a quien a su vez se le rinde homenaje porque murió el pasado 15 de julio a los 38 años cuando cubría la ofensiva de los talibanes en la región de Kandahar. Como en sus anteriores misiones en Oriente Medio y en el sudeste asiático (en 2018 había recibido el premio Pulitzer por su reportaje sobre la crisis de los rohinyás), trabajaba para la agencia Reuters cuando fue abatido en una emboscada a las fuerzas de seguridad afganas. Antes, sobre el desbordado hospital público Gurú Teg Bahadur de Nueva Delhi por la Covid, había comentado: “aquí, no sabemos contra quien nos enfrentamos. El enemigo es invisible”.

Los flujos migratorios no solo se deben a las guerras, también a otra de carácter invisible como es el cambio climático. Es lo que refleja Abir Abdullah de su propio país en Emigrantes climáticos en Bangladesh. En sus imágenes, se comprueba las consecuencias de este impacto ambiental en un territorio cuya mayor parte se halla a menos de diez metros sobre el nivel del mar y todos los años sufre ciclones y tornados, a la vez que la sequía afecta a las tierras interiores.

Imágenes del interior de Birmania, Gaza y Alto Karabaj

FOTÓGRAFO ANÓNIMO/THE NEW YORK TIMES | Manifestantes birmanos de la Liga Nacional para la Democracia en Rangún, en febrero pasado
FOTÓGRAFO ANÓNIMO/THE NEW YORK TIMES | Manifestantes birmanos de la Liga Nacional para la Democracia en Rangún, en febrero pasado

Sin movernos de la zona y presentada de una forma que demuestra las dificultades de los reporteros locales para cubrir los conflictos en su propio país, La ‘revolución de la primavera’ en Birmania está firmada por un fotógrafo anónimo para el The New York Times. No conocemos su identidad, por temas de seguridad, pero sí sus palabras. La junta militar volvió a dar un golpe de estado el pasado uno de febrero destituyendo a la jefa del gobierno, Aung San Suu Kyi. Desde entonces, más de 800 manifestantes en el que se ha llamado la revolución de la primavera en el país han perdido la vida a manos de los militares y miles de personas han sido detenidas, entre ellas más de setenta periodistas. “Sobre el terreno, dejamos de llevar en nuestros cascos la identificación ‘prensa’ cuando nos dimos cuenta de que los militares apuntaban a los fotógrafos”. Y este fotógrafo anónimo explica que él mismo consiguió escabullirse con su propio coche de dos vehículos militares antes de que estos abrieran fuego contra él después de la cobertura de una manifestación.

En primera persona, Fatima Shbair relata para la agencia Getty Una vida en asedio en Gaza, galardonada con el premio Ciudad de Perpiñán Rémi Ochlik 2021. Esta fotoperiodista de 24 años se ha formado de forma autodidacta cubriendo desde el 2019 la escalada de enfrentamientos entre Israel y este territorio de dos millones de habitantes sometido a un embargo desde 2006. Por un lado, Shbari confiesa que como mujer ejerciendo este oficio ha encontrado “numerosas dificultades ante la mentalidad conservadora de la sociedad de Gaza”. Del otro, la nueva ofensiva de once días de Israel de mayo pasado la marcó y le hizo tomar conciencia todavía más del valor de su trabajo con una cámara. “La guerra no es solo los misiles y la destrucción”, explica. “Decenas de personas mueren cada día simplemente porque no pueden salir de Gaza para recibir asistencia médica adecuada”.

ANTOINE AGOUDJIAN/LE FIGARO MAGAZINE | Repliegue de los militares armenios tras la firma del alto el fuego con Azerbaiyán, en la región de Martuni, en noviembre de 2020
ANTOINE AGOUDJIAN/LE FIGARO MAGAZINE | Repliegue de los militares armenios tras la firma del alto el fuego con Azerbaiyán, en la región de Martuni, en noviembre de 2020
FATIMA SHBAIR/GETTY IMAGES | Una niña palestina en lo que queda de la casa familiar, en Bait Hanun, en el norte de Gaza, después de los bombardeos israelíes, en mayo pasado
FATIMA SHBAIR/GETTY IMAGES | Una niña palestina en lo que queda de la casa familiar, en Bait Hanun, en el norte de Gaza, después de los bombardeos israelíes, en mayo pasado

Otro de los conflictos en los últimos meses con víctimas mortales y poblaciones desplazadas ha sido el del Alto Karabaj en septiembre del año pasado, cuando el ejército de Azerbaiyán reconquistó la república de Artsaj a los armenios, en el inflamable Cáucaso post-soviético. Es el tema de Armenios, un pueblo en peligro, del francés Antoine Agoudjian para Le Figaro Magazine y recompensado con el Visa de Oro Humanitario del Comité Internacional de la Cruz Roja. Agoudjian, de origen armenio, ha decidido pasar de su trabajo histórico en blanco y negro sobre el genocidio de su pueblo a manos de los otomanos al color para la actualidad más inmediata. El fotoperiodista denuncia en el texto de la exposición que la historia se repite: “una potente coalición militar equipada de armas modernas, con un silencio atronador beneficiándose de una inercia sospechosa de Rusia y con el apoyo de yihadistas transferidos de Siria por Turquía, ejecutará un ofensiva durante 44 días sobre esta pequeña república habitada por un pueblo presente en estas tierras desde la antigüedad”.

Un Occidente en crisis de valores

JÉRÔME GENCE | El espacio de <em>coworking</em> Second Home, en Lisboa, decorado con un millar de plantas, como ejemplo de teletrabajo de ciudadanos de toda Europa que se van a una ciudad más tranquila y barata
JÉRÔME GENCE | El espacio de coworking Second Home, en Lisboa, decorado con un millar de plantas, como ejemplo de teletrabajo de ciudadanos de toda Europa que se van a una ciudad más tranquila y barata

En Occidente, la ola expansiva de la pandemia en la economía y en el cambio de costumbres tiene su reflejo en Teletrabajo: allô oficina bobó (burgués-bohemio), del francés Jérôme Jence, que el año pasado recibió el premio Pierre & Alexandra Boulat para continuar con su realización. Jence se fue primero a la isla de Bali donde se han trasladado a vivir para trabajar a distancia en un entorno más agradable los llamados digital nomads. Desde la explosión del coronavirus, la cuestión del teletrabajo ha pasado directamente a un primer plano. Jence recuerda que, solo en Francia, se calcula que siete millones y medio de personas organizan ahora reuniones virtuales, los bautizados como apéros Zoom. Pero que también está la vertiente negativa: “el aislamiento, la ansiedad, los dolores físicos o la obligación de estar siempre accesible ‘en línea’ para paliar la ausencia real”.

Aunque con imágenes previas a la maldita pandemia, Patricia de Malo Moreia ausculta a su vez la sociedad de su país en Mi Portugal, para la AFP, donde recorre varias ciudades empezando por la capital Lisboa para comprender cómo ha quedado uno de los Estados más tocados por la crisis financiera y antes de que llegara otra nueva.

GUILLAUME HERBAUT/AGENCE VU' | Busto de <em>Marianne</em>, símbolo de la Vª República Francesa, en un jardín de la población periférica parisina de Clichy-sous-Bois, en noviembre de 2020
GUILLAUME HERBAUT/AGENCE VU’ | Busto de Marianne, símbolo de la Vª República Francesa, en un jardín de la población periférica parisina de Clichy-sous-Bois, en noviembre de 2020

Un encadenamiento de crisis que ha hecho perder la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y sus políticos. Este es el enfoque, de largo recorrido, de La Vª, de Guillaume Herbaut, refiriéndose a la Vª República francesa. Proclamada por Charles de Gaulle en 1958, en plena guerra de Argelia, el régimen presidencialista francés parece tambalearse desde ya hace tiempo como puso en evidencia el fenómeno de los chalecos amarillos hace un par de años. Concebida para la agencia VU’ y con el apoyo de Le Monde, el objetivo de Herbaut es hacer reflexionar sobre este deterioro político y social del sistema francés, que tampoco es ajeno a otros países europeos. Y presenta el proyecto justo ocho meses antes de las elecciones presidenciales de abril que viene después “de un quinquenio de Emmanuel Macron a menudo marcado por el centralismo y el carácter ‘jupiterino’ del jefe del Estado”.

El malestar norteamericano

A pesar de que nos hemos librado de un personaje como Donald Trump al frente de Estados Unidos, no hay que olvidar que más de 74 millones de norteamericanos lo votaron en noviembre de 2020. De manera indirecta, hay dos exposiciones en el Visa que tratan de este tipo de población proclive a apoyar a un candidato demagogo y xenófobo, maravillados como están por el uso de las armas. Así lo recoge The Ameriguns, del italiano Gabriele Galimberti, para el National Geographic. Empezó retratando a uno de estos ciudadanos que mostraba orgulloso más de cincuenta armas en su casa en Kansas. Después, continuó viajando por todo el país y documentando, sin juzgar, colecciones personales parecidas. “Descubrí algunas de estas historias gracias a amistades, pero en la mayoría de los casos fue en Instagram y en otras redes sociales donde los encontré siguiendo simplemente los perfiles con los ‘hashtags’ relacionados con armas de fuego”, comenta el autor.

GABRIELE GALIMBERTI/NATIONAL GEOGRAPHIC | El estadounidense Stephen F. Wagner, en State College, Pensilvania, mostrando su colección de unas setentena de armas en su casa
GABRIELE GALIMBERTI/NATIONAL GEOGRAPHIC | El estadounidense Stephen F. Wagner, en State College, Pensilvania, mostrando su colección de unas setentena de armas en su casa
MÉLANIE WENGER/INLAND/LE FIGARO MAGAZINE/NATIONAL GEOGRAPHIC | El estadounidense Erik Grimland, acompañado del propietario de una reserva en Namibia y dos guías, cazando antílopes en abril pasado
MÉLANIE WENGER/INLAND/LE FIGARO MAGAZINE/NATIONAL GEOGRAPHIC | El estadounidense Erik Grimland, acompañado del propietario de una reserva en Namibia y de dos guías, cazando antílopes en abril pasado

En la misma línea, la francesa Mélanie Wenger expone Sugar Moon, reportaje efectuado para Le Figaro Magazine y National Geographic sobre la caza de especies en África de ciudadanos de Estados Unidos y los beneficios que se sacan de su comercio. Por eso, se adentró en la América rural y sudista y sus ranchos donde se ven animales en semi-libertad y, simultáneamente, sus cabezas expuestas como trofeos en los salones. Y también fue con sus propietarios a sus cacerías en la sabana africana. En un texto del periodista Vincent Jolly, se expone como justifican sus participantes este tipo de prácticas: “matar legalmente a un animal, dicen sus partidarios, sería un medio de salvar a otros y de preservar también importantes zonas de tierras salvajes cada vez más amenazadas por una demografía galopante y una urbanización desenfrenada”. Habría mucho que discutir sobre ello, pero además está la vertiente menos confesable del dinero que genera un comercio parecido.

DAVID BURNETT/CONTACT PRESS IMAGES | El equipo de hockey sobre hielo de los Gray Wolves (los lobos grises) posa con Marsh Webster, jugador de 95 años (camiseta blanca), en Skaneateles, Estado de Nueva York, en septiembre de 2018
DAVID BURNETT/CONTACT PRESS IMAGES | El equipo de hockey sobre hielo de los Gray Wolves (los lobos grises) posa con Marsh Webster, jugador de 95 años (camiseta blanca), en Skaneateles, Estado de Nueva York, en septiembre de 2018

La otra cara de la moneda estadounidense son los barrios populares de las grandes ciudades. Es el caso de la historia Ciclos americanos, de Darcy Padilla para la agencia VU’, que se concentra en la lavandería más grande del mundo, de 1.300 metros cuadrados, situada en un barrio hispano de Chicago. No cierra nunca, se nutre de paneles solares y congrega a una parroquia de vecinos que celebran allí las fiestas, disfrutan de pizza gratuita los miércoles e incluso disponen de mesas escolares para que los niños hagan sus deberes. Es un ejemplo de solidaridad en este país tan desigual, como también lo es la práctica deportiva dentro de la tercera edad que recoge Los séniors del deporte, de David Burnett para Contact Press Images. Tras haber recorrido los mayores acontecimientos mundiales, incluidos los Juegos Olímpicos, Burnett se ha dedicado ahora a seguir las competiciones reservadas a los mayores, de los 55 años hasta los noventa o más. Como un jugador de hockey sobre hielo de 95 años. Para este trabajo, el fotógrafo utiliza cámaras digitales automáticas para dar mayor sensación de naturalidad.

Otra imagen diferente de la que nos llega habitualmente de un país como Haití es Feliz vida a dos: Haití para lo mejor y para lo peor, de la suiza Valérie Baeriswyl para Reuters. Más aún sabiendo que este mes de agosto otro terremoto, en el sur de la isla, ha dejado un balance de momento de más de dos mil muertos y, en julio, fue asesinado su presidente, Jovenel Moïse. El reportaje de Baeriswyl se interesa por todo tipo de bodas, de las más lujosas en chalés hasta las más humildes donde la gente se lleva la comida de casa o el pastel se reserva exclusivamente para los novios porque no hay suficiente para los invitados. Un momento de felicidad para ricos y pobres, aunque estén separados.

La empatía de las ballenas

BRIAN SKERRY/NATIONAL GEOGRAPHIC | En el Ártico canadiense, una ballena blanca o beluga juega con una piedra en la boca, en la bahía de Cunningham, isla de Somerset
BRIAN SKERRY/NATIONAL GEOGRAPHIC | En el Ártico canadiense, una ballena blanca o beluga juega con una piedra en la boca, en la bahía de Cunningham, isla de Somerset

Y como contrapunto a esta diagnosis tan sombría del planeta y mostrando la convivencia de otros mamíferos con su ecosistema, el norteamericano Brian Skerry expone Los secretos de las ballenas dentro de su ya larga colaboración para el National Geographic. El trabajo se focaliza en cuatro especies: el cachalote, la ballena jorobada, la beluga o blanca y la orca. Y de ellas se aprende que poseen diferentes dialectos y regímenes alimentarios, en función de su procedencia, que se saludan cuando se cruzan diciendo de donde vienen (“yo de la República Dominica”, “pues, yo soy de las Azores”, se lee en la presentación) y que, además de ser una especie matriarcal, hacen concursos de canto y lloran la pérdida de sus familiares.

VINCENT MUNIER | Lobo ártico rodeado de niebla en la isla canadiense de Ellesmere, Nunavut
VINCENT MUNIER | Lobo ártico rodeado de niebla en la isla canadiense de Ellesmere, Nunavut

Como complemento, se ha preparado una retrospectiva del fotógrafo francés de fauna animal Vincent Munier. Una retrospectiva que engloba tanto el bestiario más diminuto o fugaz para la cámara, como ocurre con los pájaros, hasta el más salvaje que requiere de todo un operativo como el león de África o el oso polar. Una aproximación al reino animal, que supone también adaptarse cada vez a una luz diferente para el objetivo. Y, en el caso de estos grandes mamíferos, de una paciencia que contrasta con la rapidez de nuestro mundo híper conectado.

Algo que enlaza con la presentación de Éric Bouvet para la exposición de la cual hablábamos al principio de sus cuarenta años de trabajo. Habla Bouvet que, a diferencia del relojero que mide la carrera del tiempo, el fotógrafo lo detiene. “Es tanto su libertad como su coerción”, dice. Y afirma que “siempre hay que guardar la idea para uno mismo de que la mejor imagen todavía no se ha hecho; hay que ir a buscarla”. Es decir, que “si todo el mundo está de acuerdo en decir que, hoy en día, el tiempo se acelera, he aquí una buena razón para que el fotógrafo demuestre que todavía se puede congelar. Deteniéndolo en una imagen”.

* Visa pour l’Image 2021: exposiciones con acceso gratuito en Perpiñán del 28 de agosto al 12 de septiembre y los fines de semana del 18/19 de septiembre y 25/26 de septiembre. En la Esplanade de la Villette de París, del 15 de septiembre al 31 de octubre, con dos proyecciones el 8 y 9 de octubre. En línea, del 30 de agosto al 4 de septiembre, módulos de diez minutos de las proyecciones de la semana profesional a través de la web www.visapourlimage.com

VISA DE ORO NEWS

FO ANÓNIMO/THE NEW YORK TIMES | Una de las fotos de <em>La primavera birmana</em>, del fotógrafo anónimo para el <em>The New York Times</em>, ganador del Visa de Oro News, y que mantiene de incógnito su identidad para garantizar su seguridad
FOTÓGRAFO ANÓNIMO/THE NEW YORK TIMES | Una de las fotos de La primavera birmana, del fotógrafo anónimo para el The New York Times, ganador del Visa de Oro News, y que mantiene de incógnito su identidad para garantizar su seguridad
VICENÇ BATALLA | El jefe de fotografía del servicio asiático del diario <em>The New York Times</em> recoge en nombre del fotógrafo anónimo el Visa de Oro y lee unas palabras de agradecimiento que le ha enviado desde Birmania
VICENÇ BATALLA | El jefe de fotografía del servicio asiático del diario The New York Times recoge en nombre del fotógrafo anónimo el Visa de Oro News y lee unas palabras de agradecimiento que le ha enviado desde Birmania

VISA DE ORO MAGAZINE

JÉRÉMY LEMPIN/DIVERGENCE | Fotografía de la serie Doctor Peyo i Mister Hansen, donde un caballo autista pero hipersensible se despide de los pacientes terminales de cáncer que él mismo escoge en un hospital de Calais, al norte de Francia
JÉRÉMY LEMPIN/DIVERGENCE | Fotografía de la serie Doctor Peyo i Mister Hansen, donde un caballo autista pero hipersensible se despide de los pacientes terminales de cáncer que él mismo escoge en un hospital de Calais, al norte de Francia

EXPOSICIÓN DE LA PRENSA DIARIA INTERNACIONAL

CRISTÓBAL CASTRO/MÓN TERRASSA | Presente cada año en la exposición de la prensa diaria internacional, Cristóbal Castro tiene en esta edición en la muestra una serie de cinco fotografías para el digital <em>Món Terrassa</em> sobre las víctimas mortales de la Covid en la ciudad barcelonesa. En esta que abre la serie, unos operarios de pompas fúnebres se disponen a sacar un cuerpo del precintado de seguridad
CRISTÓBAL CASTRO/MÓN TERRASSA | Presente cada año en la exposición de la prensa diaria internacional, Cristóbal Castro tiene en esta edición en la muestra una serie de cinco fotografías para el digital Món Terrassa sobre las víctimas mortales de la Covid en la ciudad barcelonesa. En esta que abre la serie, unos operarios de pompas fúnebres se disponen a sacar un cuerpo del precintado de seguridad
ASGER LADEFOGED/BERLINGSKE | Fotografia del reportaje ganador del Visa de Oro de la Prensa Diaria 2021, del danés Asger Ladefoged para el periódico <em>Berlingsk</em>e sobre la represión en Bielorrusia después de la reelección fraudulenta de Aleksandr Lukashenko, en agosto del año pasado: la imagen recoge la herida en el ojo del joven Aleksandr, de 26 años, por los golpes de la policía que lo detuvieron cuando volvía de una manifestación
ASGER LADEFOGED/BERLINGSKE | Fotografia del reportaje ganador del Visa de Oro de la Prensa Diaria 2021, del danés Asger Ladefoged para el periódico Berlingske sobre la represión en Bielorrusia después de la reelección fraudulenta de Aleksandr Lukashenko, en agosto del año pasado: la imagen recoge la herida en el ojo del joven Aleksandr, de 26 años, por los golpes de la policía que lo detuvieron cuando volvía de una manifestación

VISA DE ORO DE HONOR: SEBASTIÃO SALGADO

VICENÇ BATALLA | El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, al lado de su esposa, Lélia Wanick, con el Visa de Oro de Honor a una carrera que concede Le Figaro Magazine
VICENÇ BATALLA | El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, al lado de su esposa, Lélia Wanick, con el Visa de Oro de Honor a una carrera que concede Le Figaro Magazine

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