SILVIA LIZARDO/VICENÇ BATALLA. El acoso al que se siente sometida una chica en una población de Galicia, por un grupo de chicos que amenazan con filmarla y publicarlo en las redes sociales, es la temática del cortometraje 16 de decembro (16 de diciembre) de Álvaro Gago que desde verano pasado circula por festivales de todo el mundo. En su intención de hacer de esta historia local de 14 minutos un alegato universal para el empoderamiento femenino. Una de sus últimas citas fue a principios de febrero en el prestigioso Festival de Cortometrajes de Clermont-Ferrand, donde estuvo presente la actriz protagonista Cris Iglesias. Con ella conversamos sobre su papel en esta cinta, su relación con el circuito audiovisual gallego y su trabajo con el realizador Gago que en 2017 ya tuvo una gran repercusión con su anterior corto Matria.
La edición 42 del festival coronó al belga nacido en Ghana Anthony Nti por Da yie, que revela el tráfico de niños en su país de origen a través de una sensible composición. Por su parte, el argentino Pedro Casavecchia se llevó el premio al mejor corto de animación por Pulsión y la brasileña Cris Lyra el de mejor documental por Quebramar. En la categoría experimental Labo, el madrileño Jorge Cantos se impuso con Günst ul vándrafoo (Ráfagas de vida salvaje) y el manchego Enrique Buleo obtuvo una mención especial por El infierno y tal. Una edición que le dedicó un sentido homenaje al artista holandés desaparecido en 2019 Rosto, con una exposición que sigue abierta en Clermont-Ferrand.
La joven Cris Iglesias, una carrera incipiente en series de televisión gallegas y ahora cortometrajes, defiende efusivamente el trabajo de su compatriota Álvaro Gago no mucho mayor que ella por sus apuestas cinematográficas. 16 de decembro adopta el punto de vista femenino frente a unas nuevas generaciones aun fuertemente marcadas por el patriarcado. “Es necesario que los hombres tomen consciencia del feminismo de forma individual y colectiva”, apuntala en tono combativo la protagonista del corto desde el Festival de Clermont-Ferrand, en el centro de Francia. “Es una especie de reconstrucción de las masculinidades. Como cineasta, Álvaro quiere mostrar y simpatizar con el feminismo desde una visión masculina para acompañar a las mujeres en esta lucha”.
El papel de Iglesias como Lucía de 25 años en el corto se inicia con un entrenamiento de balonmano femenino en algún lugar de Galicia. Lucía abandona el entrenamiento para ir a recoger a su hermano menor. Durante su trayecto en motocicleta, se ve confrontada a un grupo de hombres en un coche que amenazan con grabarla con el móvil y luego colgar el vídeo en las redes sociales como venganza a su actitud de hacerles frente. La protagonista superará el trance gracias a su voluntad y fortaleza.
“Prácticamente todas las mujeres nos hemos sentido así en algún momento de nuestra vida”, comenta Iglesias sobre el sentimiento que tuvo durante el rodaje. “Tal vez no hemos llegado a vivir una situación hasta este extremo, pero tener miedo por la noche es algo diario y ese miedo lo tenemos todas. Creo que este corto puede llegar a servirle mucho a los y las adolescentes”.
Porque con el cambio de costumbres el acoso ha cambiado de forma, pero no de fondo. “El machismo es diferente al de hace veinte años. Hoy se ha trasladado a las redes sociales, a los contenidos televisivos. Se va traspasando a otros lugares, pero sigue existiendo”.
El recorrido de Álvaro Gago
16 de decembro se presentó por primera vez en el festival suizo de Locarno en agosto pasado. Desde entonces, ha viajado por numerosos certámenes europeos y norteamericanos y en noviembre Iglesias obtuvo el premio a la mejor actriz en el festival de Alcalá de Henares ALCINE. En 2018, Gago había ganado el Premio del Jurado en el festival estadounidense de Sundance por Matria, también nominado a los Goya. En ese cortometraje, el director ya abordaba la explotación social desde un prisma femenino. Una mujer de las rías gallegas debe cargar con su duro trabajo en una factoría de mejillones y un marido pasivo con quien apenas comunica. Por suerte, le quedan su hija y su nieta para compartir algunos momentos de felicidad.
El vigués alterna su trabajo de realizador a partir de su propia productora Sombriza Films y sus clases en la Young Film School de Londres, donde se fue a estudiar hace años. Tanto para Matria como para 16 de decembro ha contado con la coproducción de la barcelonesa Ringo Media y distribución de la también barcelonesa Marvin & Wayne. Como editor, ha participado en innumerables montajes como el de la aclamada Estiu 1993, de Carla Simón. En estos momentos, este representante de la nueva ola de directores gallegos prepara su primer largometraje Algo parecido à felicidade.
En su caso, la polifacética Iglesias que también es percusionista y bailarina se inició en la compañía de teatro Chévere, Premio Nacional de Teatro en 2014. Aparte de diversos roles en series de la Televisión de Galicia, en 2018 encarnó a Leticia Charlín en Fariña de Antena 3, a partir del libro de Nacho Carretero sobre el narcotráfico en las rías. Ahora, se acaba de estrenar Auga seca, un thriller de las televisiones públicas gallega y portuguesa donde interpreta el personaje de Gabriela. El año pasado, también participó en la película Eroski paraíso, de Jorge Coira, basada en una obra de Chévere.
La lengua como identidad cultural
Iglesias y Gago se conocieron, precisamente, en un encuentro de cortometrajes en Vigo. A partir de ese momento, comenzaron a reunirse esporádicamente y a tener conversaciones sobre cine, sociedad y feminismo. Su galleguismo, en el uso de la lengua para sus proyectos, también les unió. “En España no se debe creer que esto es una amenaza, sino pensar que tenemos un idioma y una cultura propias pero que es de todos. Esta lucha, siendo minoritarios, es una lucha también feminista. A veces me imagino el español y el gallego como un hombre y una mujer, en una situación de desigualdad. De imposición y de acoso”.
Las conversaciones de Matria eran todas en gallego. En 16 de decembro, se mezcla el gallego y el castellano en un reflejo de las relaciones en la calle en este territorio. De hecho, el personaje de Iglesias en el corto se comunica en gallego con su amiga que lo es también en la vida real. La actriz, que creció hablando en castellano con sus amistades, ha decidido utilizar ahora el gallego con normalidad. A diferencia de Cataluña, donde el catalán parte de un mayor reconocimiento en zonas rurales y urbanas, el gallego se ha mantenido sobre todo en las zonas interiores y más despobladas. “Si hablas gallego, eres de pueblo y tienes un estatus social inferior; es por esto que en ’16 de decembro’ hablamos los dos idiomas”, explicita Iglesias sobre esta dicotomía campo-ciudad que se vive en esta sociedad marcada por la emigración y el exilio.
Y es que los abuelos de la actriz se marcharon en su momento a Venezuela. Y allí, curiosamente, fue cuando volvieron a adoptar el gallego como lengua. “La gente que emigra necesita mantener las raíces, y el idioma es la fuente principal”. La vuelta de Iglesias a La Coruña también se antojaba una aventura, porque debía subirse primero a un BlaBlaCar, tomar un avión en Lyon y acabar llegando en tren a su casa desde Madrid.
Premios latinoamericanos y españoles
La presencia de cortometrajes latinoamericanos en el festival bajó con respecto a años anteriores, quizás por los problemas políticos y sociales que se han acentuado en los últimos meses en el continente. Aun y así, se contabilizaron una decena sobre los 161 filmes de todas las competiciones, procedentes de 58 países diferentes. El tema recurrente fue la familia, las raíces y la tolerancia.
El argentino Pedro Casavecchia ganó el Premio a la Mejor Animación por Pulsión, que se había presentado en 2019 en el Festival de Annecy. En menos de siete minutos y con un original dispositivo, Casavecchia recorre los traumas de infancia de un niño que llegado a la edad adulta se convierte en un serial killer. Para su primera realización, este cineasta bregado en anuncios publicitarios en Estados Unidos contó con la productora francesa Autour de Minuit.
La brasileña Cris Lyra se alzó con el Premio al Mejor Documental por Quebramar, que sigue a un grupo de jóvenes lesbianas que se retiran al mar para celebrar el Año Nuevo. Con toda espontaneidad, las chicas bailan, toman el sol en la playa, se cortan el cabello entre ellas y hablan de sus vidas como mujeres homosexuales y la relación que han establecido con sus familiares y amigos.
En la sección experimental Labo, el madrileño Jorge Cantos obtuvo el primer premio con una cinta de título enigmático Günst ul vándrafoo que traducido al castellano se convierte en Ráfagas de vida salvaje. En ella, narra la historia de un chico que vive en un campamento de caravanas y que acabará por desaparecer en plena crisis de adolescencia. El manchego Enrique Buleo, que vive entre Albacete y Cuenca, consiguió una de las tres menciones especiales del jurado por El infierno y tal. Se trata de un ejercicio entre comedia y drama sobre una chica sumergida en una pesadilla personal en su pueblo y con sus padres. Ambos realizadores, entre los treinta y los cuarenta años, preparan sus primeros largometrajes.
Una historia en Ghana, máximo galardón
El premio absoluto en la sección internacional correspondió al cortometraje africano Da yie (Buenas noches), aunque su autor Anthony Nti tenga la nacionalidad belga. Nti llegó con su familia a Bélgica a los diez años, pero no ha olvidado sus raíces. Con el mismo ritmo agitado que se vive en Ghana, el director filma cámara en mano a un inmigrante encargado de reclutar a un niño y una niña para una serie de trabajos oscuros. Pero, una vez sobre el lugar y en contacto con los niños, acaba por establecer un vínculo afectivo con ellos. Lo que le provocará problemas con los jefes de la banda que lo han contratado. A sus 27 años este es el tercer corto de Anthony Nti después de Kwaku y Boi, en que ya trataba la realidad de la infancia.
En la programación de Polonia como país invitado de esta edición se pudo volver a ver la cinta ganadora en 2018: Drżénia (Temblores), una oda al optimismo. La panorámica polaca se organizó en torno a cortos de la última década, la mayoría inéditos en el festival. Si bien la influencia de un realizador como Krzysztof Kieślowski es innegable en la perspectiva social y humana en mucho de ellos, la selección intentó huir de los clichés. “Hay una gran variedad, con películas animadas y que también pueden resultar divertidas”, aseguró Marcin Łuczaj, responsable de la distribuidora New Europe Film Sales de Varsovia. Tal es el caso de Udomowienie, corto de animación de Sylwia Gawel que aborda la dependencia de un hombre con sus animales, y Larp, una comedia de Kordian Kądziela sobre la vida de un adolescente que se refugia en un universo medieval.
Rosto y sus mundos de sueño
La tentacular cita de Clermont-Ferrand desplegó otras programaciones y manifestaciones paralelas, que se celebran en lugares icónicos de la ciudad. Entre ellas, destacó el homenaje al artista holandés Rosto con una exposición en el Museo de Arte Robert Quillot. Rosto, que llegó a presidir el jurado del festival en 2007, falleció en marzo pasado cuando apenas había cumplido cincuenta años. A la inauguración, asistió su familia y miembros de su banda de música Thee Wreckers.
La exposición Les mondes rêvés de Rosto está abierta hasta finales de marzo y es una exhaustiva retrospectiva de su multiforme obra como realizador de animación, ilustrador y músico. En la muestra, organizada conjuntamente con la productora Autour de Minuit, se presentan objetos utilizados en sus filmaciones, marionetas, maquetas y storyboards. Autour de Minuit prepara una gran cantidad de lanzamientos inéditos de Rosto. A partir del 4 de marzo, se estrena en las salas de cine francesas y holandesas su tetralogía Thee Wreckers (2008-2018) donde convierte a los cuatro miembros de su grupo en avatares de sus historias animadas con composiciones expresas para la ocasión. Como avance, existe el videoclip A maze in trades.
Simultáneamente se edita en cómic su novela gráfica por internet Songs from my gap (1998-2014), que ya había dado pie a una trilogía de animación cinematográfica entre 1999 y 2005. Rosto dejó preparadas las 210 páginas del cómic antes de su muerte por enfermedad. El libro formará parte de un estuche que también contendrá un doble CD con treinta temas inspirados de esta novela gráfica, y que poco después se podrá escuchar en plataformas digitales. Y, para redondearlo, el 18 de abril se publica en vinilo So far so evil con diez temas de bandas sonoras de sus films. Finalmente, el 15 de junio aparecerá en DVD/Blue-ray la tetralogía Thee Wreckers, acompañada del documental sobre el artista Everything is different, nothing has changed, realizado en 2019 por Joao Costa y Robert Gradisen.
Una extensa oferta de los múltiples aspectos de este autor para conocer un universo tan peculiar, que puede emparentarse al onirismo de Terry Gilliam o incluso el más fantástico de Guillermo del Toro. Quizás por ello, Gilliam, así como Tom Waits o miembros de los extravagantes Residents pusieron la voz en su cortometraje más ambicioso The monster of nix (2011). Mientras tanto, se puede visionar en acceso libre su novela gráfica por capítulos Mind the gap, precursora de las publicaciones animadas online.
PALMARÉS INTERNACIONAL
Gran Premio: Da yie (Buenas noches), de Anthony Nti (Bélgica, Ghana)
Premio del Jurado: All the fires the fire, de Efthimis Kosemund Sanidis (Grecia)
Premio del Público: The present de Farah Nabulsi (Palestina, Catar)
Premio a la Mejor Animación: Pulsión, de Pedro Casavecchia (Argentina,
Francia)
Premio al Mejor Documental: Quebramar, de Cris Lyra (Brasil)
Premio Canal+: I väntan på döden, de Lars Vega e Isabelle Björklund (Suecia)
Mención Especial del Jurado Joven: An Arabian night, de Pierre Mouzannar (Reino Unido, Líbano)
Mención Especial del Jurado: Mascot, de Leeha Kim (Corea del Sur); The water will carry us, de Shasha Huang (China); Family plot, de Shuichi Okita (Japón).
Candidato para los European Film Awards: Invisivel heroi, de Cristèle Alves Meira (Portugal, Francia)
PALMARÉS LABO
Gran Premio: Günst ul vándrafoo (Ráfagas de vida salvaje), de Jorge Cantos (España)
Premio Especial del Jurado: Freeze frame, de Soetkin Verstegen (Bélgica, Alemania, Finlandia)
Premio del Público: California on fire, de Jeff Frost (EEUU)
Mención Especial del Jurado: Average happines, de Maja Gehrig (Suiza); Bleesed land, de Lan Pham Ngoc (Vietnam); El infierno y tal, de Enrique Buleo (España)
PALMARÉS NACIONAL (FRANCIA)
Gran Premio: Olla, de Ariane Labed
Premio del Jurado: Clean with me (After dark), de Gabrielle Stemmer
Premio del Público a la Mejor Animación: Mémorable, de Bruno Collet
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