VICENÇ BATALLA. El Pedro Almodóvar más sincero de Dolor y gloria entra en competición del Festival de Cannes este fin de semana, y con el Almodóvar más sincero tuvimos la oportunidad de hablar un grupo de periodistas españoles pocas horas antes de la proyección oficial. Junto a Antonio Banderas, Penélope Cruz, Asier Etxeandia, Lorenzo Sbaraglia y Nora Navas. Esperando quizás obtener su primera Palma de Oro, publicamos las confesiones a flor de piel del director manchego quien desvela que le gustaría escribirle una película expresa a Rosalía.
A punto de llegar a los setenta, el realizador Pedro Almodóvar es un habitual del Festival de Cannes donde además ha sido miembro y presidente del jurado (2017). Y se ha llevado el Premio al Mejor Director (Todo sobre mi madre, 1999) y al Mejor Guión (Volver, 2006), aunque nunca ha obtenido la Palma de Oro. Con Dolor y gloria, estrenada en el Estado español en marzo pasado, los comentarios desde Cannes es que se trata de una seria candidata al máximo galardón a la espera de verse los veintiún filmes a competición de aquí al 25 de mayo y lo que decida el jurado presidido por el mexicano Alejandro González Iñárritu.
En una mesa redonda junto a otros compañeros de la prensa española en una terraza de un hotel de la Croisette, sentado ante una taza de te que no llegará a terminarse, un relajado Almodóvar va pormenorizando esta vigésimo primera película de su carrera que también es la más autobiográfica. Reconoce que ha sido como una liberación haberla hecho, lo que se suma a la buena acogida de crítica y público que se prolonga ahora en Francia el día de su estreno, así como en Italia. Motivo por el que reflexiona sobre el carácter universal de su historia, más allá de las fronteras ibéricas.
“Más allá de que sea yo quien me pongo frente a la cámara o a través de Antonio (Banderas, en el papel del realizador de la ficción Salvador Mallo), todo el mundo sabe lo que es descubrir su sexualidad muy pronto a los nueve años aunque no sepa ponerle nombre”, me responde a la pregunta sobre cómo se recibirá en el extranjero escenas como la de Salvador Mallo en la infancia de un pequeño pueblo de la Mancha en los cincuenta dándose cuenta de que se siente atraído por el sexo masculino. “Es el hecho de sentir esa primera pulsión del deseo”, enfatiza el director.
Y prosigue sobre una escena central de la película cuando se reencuentra en la actualidad con un antiguo amante (que interpreta el argentino Lorenzo Sbaraglia) que tuvo en el Madrid de los ochenta: “En general, la mayor parte de las personas saben qué es tener una relación, estar enamorado de alguien y tener que decidir que tienes que cortar esa relación. Y eso es como cortarte un brazo, que es antinatural”.
El significado de esa época, la famosa Movida, Almodóvar también cree que es un lugar común para mucha gente. “Si a un francés le hablas de la ‘Movida’, sabe a qué nos referimos. Y a un italiano, igual. Mi experiencia con la prensa italiana y francesa ha sido de absoluta complicidad. No hay ninguna parte de la película en la que se hayan sentido extraños”. Y, aunque aun está por ver la reacción norteamericana, el manchego se tranquiliza. “Creo que cuanto más pequeño o local te haces, al menos en mi experiencia, las cosas se entienden mejor. Todo lo relacionado con el deseo y la familia, se entenderá perfectamente”.
¿Momento para la Palma de Oro?
Buena parte del mundo cinematográfico se encuentra estos días en Cannes, poniendo bajo sus focos cada uno de esos veintiún largometrajes a competición. “Una vez que vengo, prefiero estar en competición que siempre es más excitante que una gran gala. Eso no significa que vaya a ganar porque conozco muy bien las reglas de juego. He sido dos veces parte del jurado”.
¿Y cuál es la sensación de volver a pisar la Croisette, después de haber traído Julieta en 2016? “Una vez terminada la película, ha sido una especie de bálsamo. Porque estaba preocupado por las mismas razones que el protagonista: no estar seguro de poder hacer físicamente la próxima película. En mi caso, no solo físicamente sino porque tengo miedo de no sentir la misma pasión que he sentido hasta ahora por contar historias. Y por contar la próxima. Tengo miedo de que eso, en algún momento desaparezca. El hecho de haberla hecho es que he superado esa incertidumbre… momentáneamente, porque luego volverá a aparecer”. Por si acaso, dice, ya está escribiendo otras dos historias.
Hubo un momento de vértigo al empezar a escribir el guión de Dolor y gloria, reconoce el realizador. “Me daba cuenta de que estaba allí, en la página. Y yo soy muy pudoroso. De mi vida personal, ni a mis amigos les hablo. Pero una vez superado el vértigo, me convertí en un tema más de mis películas. Es cierto que, en las escenas con la madre (que interpreta Julieta Serrano), recuerdo y me da vergüenza decirlo que en algún momento lloraba cuando las escribía. Es una imagen casi kitsch de un director. No me gustaría tener esa imagen de mí mismo. Pero seguía escribiendo pensando que era un buen síntoma porque, si me emocionaba a mí, también emocionaría a más gente”.
Eso no quiere decir que todo lo que aparece en pantalla le haya ocurrido al propio Almodóvar, o de la forma exacta en la que se cuenta. “Yo no he hecho cada una de las cosas que hace el protagonista. Pero he estado en esos caminos. Los he recorrido, de otro modo. He vivido un amor truncado en un momento en que el amor estaba vivo y muy vivo”. Respecto a su madre real, Francisca, también hay matices. “Yo no he tenido esa relación de extrañeza con mi madre. Pero supongo que representa las miradas de extrañeza que yo sentía de un modo muy intenso cuando era niño en el pueblo, incluso en la familia y en colegio… Y me apropio también de las experiencias de toda mi familia”.
Y, sobre ese mundo tan rústico en el que Penélope Cruz interpreta a su madre, hay una parte de imaginación y otra que no. ¡Yo no he vivido en una cueva! Pero sé muy bien lo que es que tu familia emigre en una situación de enorme precariedad. Nosotros nos fuimos a Extremadura. No me he enamorado tampoco, a los nueve años, de un albañil. Pero podría haberme ocurrido. Lo que no me ocurrió está dentro de la posibilidad de que hubiera ocurrido”.
Antonio Banderas y Penélope Cruz
¿Y quién podía encarnar mejor que nadie otro ese director misántropo lleno de dolencias e inseguridades que Antonio Banderas, que hace un par de años sufrió un ataque cardíaco? “Antonio me transmitió un mensaje que, después, cumplió a rajatabla: que se pondría absolutamente en mis manos, que entendía que era un material muy íntimo. Por otra parte, era el más legítimo para interpretarlo. Porque, muchas de las épocas de las que hablo, las conoce de primera mano. Y entendió antes de que se lo dijera que, lo que le iba a pedir, era lo opuesto a lo que le había pedido en otras películas. No era el Banderas apasionado, con esa bravura característica. Nunca había visto esos gestos en otro filme de Antonio. Y le estoy muy agradecido”.
En el caso de Cruz, al manchego también le parecía evidente volver a recurrir a ella en el rol de madre como en el pasado. “La idea de madre en España, cuando yo empecé a hacer cine, era Rafaela Aparicio o Florinda Chico que me parecían espléndidas. Pero era como si en nuestra cultura no se permitiera poner a una mujer que, además de ser madre, fuera atractiva. Eso el cine italiano lo había hecho muy bien con el neorrealismo: las madres de Sofia Loren eran exultantes. Y, a mí, me atrae mucho la imagen de Penélope en ese sentido”.
Una película para Rosalía
Alguien que se añade al equipo almodovariano es la montadora catalana Teresa Font, después de la desaparición de José Salcedo que había trabajado en todas las películas del realizador. “La búsqueda de un nuevo montador me inquietaba mucho. Pero Teresa es exactamente la montadora que necesito. Si ella quiere, todo lo que haga en el futuro lo haré con ella”.
Y un nombre que está en boca de todos desde hace un año es el de la cantante barcelonesa Rosalía, que ha explotado con su álbum urbano El mal querer. Aunque antes, había grabado Los ángeles, de flamenco más puro. Y quien hace una breve aparición cantando al inicio del filme. ¿Le gustaría a Almodóvar seguir trabajando con ella, le pregunto? “Conociendo y viendo cómo funcionó, debería escribir para Rosalía una película folklórica porque es una gran cantaora de flamenco. Una película folklórica contemporánea. Tiene una enorme naturalidad y mucha gracia. Sería una forma de hacer un ‘aggiornamento’ del género folklórico y ponerla a ella a interpretarlo. Estoy esperando a que se me ocurra la historia. O tendría que hacer un remake’”.
Visitas: 199