Alice Diop: “El ‘nosotros’ de la película es una pregunta y una utopía sobre Francia”

PIERRE LINHART | La realizadora francesa Alice Diop, en su despacho con un cartel del célebre fotógrafo Robert y documentalista Frank detrás
PIERRE LINHART | La realizadora francesa Alice Diop, en su despacho con un cartel del célebre fotógrafo Robert y documentalista Frank detrás

VICENÇ BATALLA. La línea B del RER, la red metropolitana parisina, atraviesa la capital francesa del aeropuerto Roissy-Charles de Gaulle al norte al valle de la Chevreuse al sur. El recorrido cruza una de las concentraciones urbanas más densas de Europa y reúne cotidianamente alrededor de un millón de personas, con un contraste social, cultural y humano que explica por sí solo Francia. Es lo que fue a buscar la realizadora Alice Diop en el documental Nous (Nosotros), que recoge en diferentes pasajes todo tipo de personajes incluyendo desde la aristócrata caza de montería a los nuevos inmigrantes llegados de la África subsahariana. De un escritor, Pierre Bergounioux, que trabaja para conservar la memoria de sus orígenes en el departamento rural de Corrèze a la familia de la misma Alice Diop de origen senegalés y su hermana enfermera en los suburbios de casas unifamiliares.

Este espíritu sintetizado en el título Nous, como cuestionamiento de la identidad francesa en 2021, le valió en marzo pasado el premio en la sección paralela Encounters de la Berlinale. Diop, nacida en 1979 en la Cité de los 3000 de Aulnay-sous-Bois -una de las estaciones más populares y mestizas de la línea-, continúa escarbando en imágenes la realidad que le rodea después de seis otros documentales y de haber recibido el César al mejor cortometraje en 2017 por Vers la tendresse (Hacia la ternura).

Hacemos la entrevista por teléfono, a la espera de que Nous sea emitido en la cadena Arte en otoño antes de su salida en las salas. Y si aparece el lado militante de la realizadora (forma parte del Colectivo 50/50 para promocionar la igualdad de hombres y mujeres y la diversidad en el cine y el audiovisual), es reivindicándolo a través de sus películas y desconfiando de ideas reductoras cuando se le cita otras directoras negras francesas como Maïmouna Doucouré (Mignonnes, 2020), y donde hubiéramos podido añadir a Mati Diop (Atlantique, 2019). Es por ello que la discusión sobre este nosotros no es ni cerrada ni petrificada. 

Imagino que un premio como el de la Berlinale justifica los esfuerzos hechos para una película como Nous, la más larga que ha realizado, y esto le aporta confianza en su trabajo.

“Sí, finalmente mis películas son bastante largas como mi precedente ‘La Permanence’ (‘La permanencia’). No cuento con un recorrido clásico. Empecé por el documental. Gané un César por un cortometraje, pero de hecho no he pasado por la vía tradicional de la ficción, que se inicia por el cortometraje antes de ir a parar al largo. Ya hace más de quince años, incluso veinte, que hago películas documentales. Estoy contenta porque ‘La Permanence’ también recibió el premio del Instituto Francés Louis Marcorelles en el festival Cinema de lo Real de París, y ha circulado mucho en otros festivales… Y el premio de Berlín consagra un recorrido, otorga una luz a mi carrera”.

En Nous, muestra a partir de la línea B del RER parisino todas las vertientes de lo que quiere decir nosotros en Francia. ¿Cree que aún se está lejos de este nosotros que agrupa a todos los ciudadanos del país?

“De hecho, el ‘nosotros’ es una cuestión que hago. Es una pregunta, es una duda, es una provocación, es una utopía también. La película hace entrar en su cuadro gente que se ignoran unos a otros la mayor parte del tiempo, aunque vivan en el mismo territorio. Son unos habitantes que, finalmente, saben pocas cosas unos de otros. Esta cuestión del ‘nosotros’ es ambigua. Por un lado, es una realidad que ya está aquí porque todos ellos viven en Francia, forman parte de la comunidad nacional. Pero muchos no lo saben. En definitiva, el ‘nosotros’ del título es una reflexión alrededor de este concepto que es eminentemente político”.

Es verdad que en la línea B se cruza gente bastante diferente. Pero esta gente se ignora en un departamento del Sena Saint-Denis tan complejo. Son mundos que se ignoran en el día a día.

“Sí, la película propone la representación de una periferia que es bastante diferente de lo que se tiene la costumbre de ver en el cine y en la actualidad de los medios de comunicación. Es una visión muy singular, muy íntima, muy subjetiva. Incluso este Sena Saint-Denis que muestro no es únicamente el de los polígonos de pisos, de los problemas sociales, de los problemas de violencia. Lo que me interesa es más bien otra cosa. Y es parte también de la realidad: el Sena Saint-Denis de las pequeñas viviendas unifamiliares de Drancy, los lugares alrededor de las estaciones y bajo los puentes donde viven todas estas otras comunidades de sin papeles. Pero también es la periferia muy chic, burguesa blanca del sur de la línea. La película propone interrogar a fondo la representación habitual, desde una toma subjetiva”.

De la caza de montería a la nueva inmigración

ARCHIVO | Las vías del tren de la línea B del RER parisino en <em>Nous</em>, como espacio metropolitano y metafórico sobre la sociedad francesa
ARCHIVO | Las vías del tren de la línea B del RER parisino en Nous, como espacio metropolitano y metafórico sobre la sociedad francesa

Y es la primera vez que va a buscar gente que no es del mundo de donde proviene. Comienza y acaba la película con los cazadores de montería del valle de la Chevreuse. Debía ser toda una experiencia…

“En realidad, es parecido para todo el mundo. Pienso que, respecto a cada persona que se filma, no tiene que haber prejuicios, estereotipos, no se tienen que señalar cosas que uno proyecta. Incluidas las que resultan más familiares. Con los cazadores, se trató de un encuentro, de un intercambio mutuo, de un exotismo compartido. Pero el encuentro con el inmigrante senegalés Ismaël también fue importante, delicado. La película la construí a partir de paseos alrededor de esta línea con una voluntad, finalmente, de preguntarme sobre lo que funda una comunidad. A partir de encuentros que yo quería filmar, no para encerrar a la gente en su condición o atribución social”.

No se trata de una película sociológica, dice usted…

“No, en absoluto. Es tan subjetivo, tan personal, y parte tanto de mi curiosidad íntima… No he querido hacer una sucesión, una especie de panel sociológico para hablar de ello de una manera exhaustiva. No era en absoluto el objetivo”.

Explica que, cuando empezó a leer a principios de los años 2000 Les Passagers du Roissy-Express (Los pasajeros del Roissy-Express, 1989; no publicado en España), de François Maspero, se vio obligada a parar y, más adelante, volvió a sumergirse en él en 2015, después de los atentados en París. ¿Qué cambió para que el libro le inspirara finalmente el documental?

“Es un libro que leí a los veinte años, y cuando lo hice no medía su alcance, no medía la fuerza. Lo que encuentro admirable de esta iniciativa es que Maspero ofrece la literatura a los suburbios, a este territorio que ha sido muy poco explicado en lengua francesa. Es una de las cosas que más me impactaron cuando lo releí. Tampoco cierra los suburbios en una lógica de inmediatez. Lo que interesaba al autor eran cosas muy diferentes, bastante banales. Al interesarse por cosas cotidianas de la periferia, esta iniciativa se convierte en profundamente política. Tras los atentados, cuando tuve ganas de cuestionarme sobre nuestra identidad colectiva y sobre esta sociedad que se fragmenta bajo nuestros ojos, quise comprender lo que nos estaba pasando. No tenía ganas de utilizar la retórica de un discurso político o de un discurso sociológico. Me apetecía más bien inspirarme en esta idea que consistía en ir a ver por mí misma, sin ningún a priori, sin ningún discurso, sin hacer ninguna pregunta. Solo dejándome atravesar por lo que sucedía. Confiada en lo que la experiencia sensible con este territorio iba a explicarme, a partir del cine. Algo que la sociología y los análisis demasiado rápidos quizás no habrían podido ver. Esta iniciativa de cuestionar el estado contemporáneo de la sociedad francesa del libro me pareció como una fuente de inspiración extremadamente pertinente”.

Las huellas visuales de la familia de la realizadora

ARCHIVO | La directora de <em>Nous</em>, Alice Diop, filmando al escritor Pierre Bergounioux y hablando sobre la conservación de la memoria de sus orígenes respectivos
ARCHIVO | La directora de Nous, Alice Diop, filmando al escritor Pierre Bergounioux y hablando sobre la conservación de la memoria de sus orígenes respectivos

Y, además, decidió, y al principio no estaba previsto, mostrar una parte de su vida, de su familia. Con grabaciones que existían o había hecho de su madre y de su padre. E incluso de su hermana, que trabaja como enfermera a domicilio.

“Sí, era una manera de incluirme en esta propuesta. No podía ser únicamente mirando las cosas de manera distante. Incluirme en la película, incluir las huellas, incluir mi historia, también era una forma de decir que, de hecho, filmo gente para reparar el dolor que tuve por haber perdido a mis padres tan pronto. De suministrarles huellas de su existencia. Y es lo que hace mi deseo de cine desde hace veinte años, aunque nunca antes se me hubiera formulado tan claramente: filmar en el presente gente visivilizándolos para evitar su desaparición, como mis padres que desaparecieron sin dejar huellas. Tenía a su vez este deseo de explicarlo a través de mis archivos, de cuestionar la necesidad de hacer salir a la luz gente a quien se la mira poco. Y, al mismo tiempo, también era una manera de ubicar desde donde yo miraba e incluso hasta qué punto miraba desde una historia que comparto con otros”.

En la conversación grabada con su padre, se deduce que es un ejemplo de buena integración en Francia. Se diría que ya no es el caso con los nuevos inmigrantes, como el chatarrero senegalés que aparece al principio de la película. Se diría que la vida es más dura para aquellos que llegan ahora.

“Sí, es verdad. Es esto lo que explica la historia de mi familia. Si mis padres hubieran llegado a Francia hace veinte años, no estoy segura de que nos hubiéramos beneficiado de las mismas posibilidades. A mí no me gusta mucho la palabra integración, porque en el fondo no estamos más integrados que una persona blanca nacida en Francia igual que yo. Y yo no estoy integrada. Yo he nacido en Francia, como mi compañero que es blanco y nacido el mismo año que yo. De él no se dirá nunca que está integrado. Rechazo completamente este término. Para mí, es ambiguo políticamente. Sí, mis padres llegaron en 1962 y tuvieron cinco hijos en Francia, que son todos franceses. Y, aunque no fue fácil, nos pudimos beneficiar de lo que aún era posible en Francia hace cuarenta años. Y, por el contrario, la vida de Ismaël que llegó en los años noventa, que no ha conseguido una mejor manera de inserirse, explica algo que se ha cerrado en Francia, y que se cierra por todos sitios en Europa. Lo que es bastante inquietante”.

De la basílica de Saint-Denis a la periferia de viviendas unifamiliares        

ARCHIVO | Una familia de cazadores en el valle de la Chevreuse, al sur de la línea B del RER parisiense, en el documental <em>Nous</em> de Diop
ARCHIVO | Una familia de cazadores en el valle de la Chevreuse, al sur de la línea B del RER parisiense, en el documental Nous de Diop

También dice que, cuando asistió a la manifestación del once de enero de 2015, después de la matanza de Charlie Hebdo, no veía la representación de este ‘nosotros’ de todos los franceses.

“Esto fue una experiencia muy personal, muy subjetiva, que mucha gente seguramente no vivió de la misma manera. Yo tuve más bien la impresión de que era una marcha fúnebre más que un día de celebración de la resistencia de la nación francesa al terrorismo. Efectivamente, tenía la impresión de que en esta marcha faltaba mucha gente. Y sin hacer ningún juicio de valor ni hacer atajos políticos, constaté sencillamente que cuando el diario ‘Libération’ titulaba “(nosotros) somos un pueblo” su ‘nosotros’ era sin duda mucho más restringido de lo que en mi caso yo podía ver. Es a partir de aquí que tuve ganas de cuestionar este ‘nosotros’, a partir de mi lugar de una mujer negra que ha crecido en barrios populares, de padres inmigrantes hace cuarenta años provenientes de un país subsahariano. Qué ‘nosotros’ podía yo proponer en mi lugar. Y es forzosamente un ‘nosotros’ mucho más amplio que lo que piensan algunos. Creo que la gente que reza por Luís XVI (en la basílica de Saint-Denis por el 250 aniversario de su muerte) se sentirían muy tristes, se enfadarían mucho sabiendo que forman parte de un ‘nosotros’ que engloba a la clase obrera, la clase inmigrada, trabajadora, de negros, de árabes”.

Cuando se confronta a los cazadores en el valle de la Chevreuse, ¿cree que la reconocen en su ‘nosotros’ ?

“Se lo podría pedir ellos, no puedo hablar en nombre suyo. En todo caso, me acogieron, me permitieron quedarme un tiempo, observándolos unos meses. Hubo un proceso para llegar a la confianza que me hicieron. Y, muy pronto, se dieron cuenta de que yo no estaba allí ni para estigmatizarlos, ni para demonizarlos. Sino para intentar comprender este ritual. Forman parte de una sociedad francesa que se ha mantenido muy monárquica, y es algo que a menudo se rechaza ver. Lo utilizaba para preguntarme sobre unos fundamentos, los subterráneos de una sociedad francesa que continúa existiendo y que es extremadamente jerárquica. Nunca me integrarán en la caza de montería, y no tengo ningún interés en hacerlo, pero tenía ganas de reflexionar sobre nuestra bondad. Es de aquí que venía el deseo de filmarlos”.

ARCHIVO | Una imagen simbólica de <em>Nous</em>, con banderas francesas presidiendo un polígono de la periferia parisina
ARCHIVO | Una imagen simbólica de Nous, con banderas francesas presidiendo un polígono de la periferia parisina

Son gente que pueden votar a la Agrupación Nacional, a la extrema derecha…

“No me lo han dicho, pero de derechas sin duda. Sin duda o quizás no. Pero, en todo caso, no era por esto que los fui a ver”.

Incluso en la periferia con viviendas unifamiliares del Sena Saint-Denis hay un voto importante para la derecha. Su hermana trabaja como enfermera a domicilio con gente mayor de estas zonas. Con la Covid, nos hemos dado cuenta de la importancia de todos estos trabajadores y trabajadoras y de la fragilidad de toda esta gente a la que cuidan. ¿Cree que con la pandemia hay otra lectura a hacer de la película?

“No me toca a mí decirlo. Es verdad que, quizás, la mayoría de personas que he filmado han muerto a causa de la Covid, desgraciadamente. Hay muchos pacientes de mi hermana que la han tenido. Incluso ella… Sí, hay una necesidad de mirar estas personas mayores, antes de que este mundo desaparezca, toda esta memoria que se ha ido en una hecatombe de golpe como la actual”.

Los debates sobre el lugar del islam y las violencias policiales

Con todas las discusiones que ahora hay sobre el lugar del islam en Francia, sobre el lugar de los inmigrantes, después del asesinato del profesor Samuel Paty en octubre pasado, ¿desde que empezó el proyecto de la película y acabó para usted la situación se acerca más o no a este ‘nosotros’?

“Yo no puedo responde a esta cuestión. Pienso que la película entera es la pregunta y una parte de la respuesta. Es una interrogación. En todo caso, propone una tentativa de reflexión. Creo que hay una respuesta en la imposibilidad que tiene mucha gente, incluido nuestro Gobierno, de comprender la realidad de la sociedad francesa. Quedé muy impactada, sobre todo el año pasado con las manifestaciones en contra de las violencias policiales, cuando vi magníficamente a la juventud francesa desfilar por la calle: personas blancas, personas negras, personas árabes, personas asiáticas que desfilaban reclamando una ciudadanía real. Tanto blancos, como negros, como árabes, que decían nosotros queremos ser considerados de igual a igual. No es normal que gente que disfruta de esta ciudadanía sean considerados como franceses un poco aparte. Lo que testimonia la discriminación, la violencia policial y que, en el fondo, es una forma de racismo estructural. Desgraciadamente, es algo a deplorar desde hace años. Me chocó realmente ver que la respuesta política era tramitar una ley sobre el llamado separatismo. Diciendo, ¡atención a la vida cerrada en comunidades diferentes! Cuando lo que se reclamaba al unísono era pertenecer llena y completamente a la comunidad nacional. ¡Cómo es que estas reivindicaciones de igualdad, que demuestra hasta qué punto Francia es un país criollo, un país con diferentes orígenes, un país mezclado, son imposibles de comprender!”.

Esto quiere decir que, con un proyecto de ley como el del separatismo, se está lejos del ‘nosotros’…

“Pienso que no estamos tan lejos, que no se ve pero que ya estamos ahí. Desde el lugar desde el que yo miro, y desde hace incluso décadas. Aunque haya gente que no lo quiera ver, la película propone saber cuál es el resultado de acoplar universos, gente que viene de lugares completamente diferentes. Cuál es el resultado de ponerlos todos juntos en el interior de un ‘nosotros’, que es un ‘nosotros’ subjetivo singular pero que pese a todo es un ‘nosotros’. Y que compone una manera de mirar la sociedad francesa”.

La multiplicidad de voces de cineastas negro·a·s    

ARCHIVO | Imagen del cortometraje <em>Vers la tendresse</em>, de Alice Diop y foto de Sarah Blum, explorando la intimidad masculina en los suburbios y por el que ganó un César en 2017
ARCHIVO | Imagen del cortometraje Vers la tendresse, de Alice Diop y foto de Sarah Blum, explorando la intimidad masculina en los suburbios y por el que ganó un César en 2017

El premio compartido con Maïmouna Doucouré (Mama(s)) al mejor cortometraje por Vers la tendresse en los César 2017 fue un momento fuerte en este sentido…

“Como todos los premios que se reciben, como el de Berlín. Incluso este último es más fuerte y me resulta más querido porque la Berlinale es un festival del que aprecio la singularidad de la programación desde que hago cine. Pero, sí, íntima y personalmente el César me representó una cosa importante”.

De hecho, dice que no quiere ser identificada únicamente como una realizadora negra, como también lo dice Doucouré. Pero, a su vez, reclama más visibilidad. Lo que recordaba la actriz Aïssa Maïga en los César 2020. Y usted milita en colectivos para que sea posible esta visibilidad.

“Para mí, considerarme como una cineasta en todos los sentidos sin hacer referencia al hecho de que sea una mujer negra ya es político. Y no pienso que, porque fuera una mujer negra, recibiera un premio en Berlín. Es, sin duda, porque mi película tiene unas cualidades cinematográficas que gustaron a un público. Que sea una mujer negra y que, de golpe, esto haga avanzar la causa de la representación y que yo continúe haciendo películas ya es para alegrarse. Después, se trata de films que hablan, de lo que hay que decir, de la manera qué se dice. Tengo la impresión de que yo tomo la palabra políticamente después de que se hayan visto las películas que hago”.

Y, al mismo tiempo, usted forma parte de colectivos porque hay muchas cosas a reivindicar y muchas conquistas a hacer…

“Pienso que la conquista es ya que seamos consideradas como cineastas singulares. Que se nos hable de cine, cuando se discute de nuestras películas. Es algo profundamente político, incluido que seamos negros y árabes. Porque no hacemos las mismas películas. Yo no hago en absoluto las mismas películas que Maïmouna Doucouré, como no hago las mismas películas que Ladj Ly (‘Los miserables’, 2019). El hecho de considerarnos como cineastas singulares, que trabajamos a partir de formas que son todas diferentes, para mí es político. Me cansa mucho que algunos periodistas recuerden sistemáticamente el hecho de que somos negras y de los suburbios. Esto tiende a borrar la singularidad de nuestras propuestas cinematográficas. Digo lo mismo, pero no lo digo en el mismo lugar: hablar de una película de Maïmouna por la película de Maïmouna; hablar de una película de Alice Diop por una película de Alice Diop. Es una manera de decir que dos mujeres negras no hacen necesariamente un cine y es, justamente, esto lo que hace falta en Francia: disponer de más voces singulares como las nuestras que vienen de otros lugares que los márgenes y la clase dominante blanca, y que tienen cosas que decir extremadamente diferentes. Y es la suma de todas estas voces lo que nos dirá en mi opinión la complejidad de la sociedad francesa. Yo milito para que seamos más numerosos. Que seamos tan numerosas y tan numerosos, procediendo de barrios populares y haciendo un cine muy diferente, de diversión, político, experimental, documental… Más numerosos para que cada uno pueda tener el derecho a nuestra singularidad, lo que todavía no es el caso en el discurso de ciertos críticos y ciertos periodistas”.

¿Qué nos puede decir del rodaje de su próxima película, Saint-Omer (sobre el proceso judicial de Laurence Coly, madre (negra) infanticida de una niña de quince meses en la playa de Berck, en el Norte-Pas de Calais, en 2013)?

“Afortunadamente, no tenía previsto el rodaje antes. Por tanto, no se vio interrumpido, y ahora estamos en plena preparación y, pese a la pandemia, estoy contenta de poder continuar adelante. El rodaje está previsto en un mes, para una salida de la película espero antes de acabar 2022. Porque no habrá una cuarta, una quinta oleada que obligará a volver a cerrar el cine…”.

¿El hecho de que sea su primer largometraje de ficción cambia el punto de vista?

“No tanto porque, sabiendo que el cine documental se distribuye mucho menos que el de ficción, cuenta con la misma nobleza cinematográfica. No hago demasiada diferencia entre la ficción y el documental. Para mí, el cine es el cine. Y cada proyecto, de hecho, inventa su propia forma. Mis películas son muy diferentes unas de otras, aunque todas pertenezcan al género documental. Y, ahora, es otro descubrimiento, otra aventura. Pero que la película sea de ficción no me inquieta demasiado, porque lo que cuenta es la puesta en escena, la exactitud de un punto de vista. Estoy en el momento de la elaboración, la construcción, y estoy muy contenta porque me encuentro muy bien respaldada por mi equipo”.

FILMOGRAFÍA DE ALICE DIOP

La Tour du monde (2006)

Clichy pour l’exemple (2006)

Les Sénégalaises et la Sénégauloise (2007)

La Mort de Danton (2011)

Vers la tendresse (cortometraje) (2016)

RER B (videoarte) (2016)

La Permanence (2016)

Nous (2021)

Saint-Omer (primera ficción; 2022)

Coguionista

Océan (documental de Océan) (2019)

Actriz

La Ligne de couleur (documental de Laurence Petit-Jouvet) (2014)

 

   

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